lunes, 17 de agosto de 2009

Manuel Montt y la Revolucion

En oposición a la candidatura de Antonio Varas a la presidencia, la fusión Liberal-Conservadora formó el Comité de Santiago, que preparó y ejecutó la revolución que estalló en el norte y sur del país en 1859.

El gobierno de Montt respondió declarando el estado de sitio en l as provincias de Santiago, Valparaíso y Aconcagua, clausuró diarios y decretó varios destierros.

En el sur, el gobierno concentró sus esfuerzos en reconquistar Talca y envió al ministro de Guerra, general Manuel García. Este tomó el mando de las fuerzas acuarteladas en Monte Baeza y mediante un sorpresivo ataque ocupó la ciudad, derrotando a las tropas revolucionarias del general José Ramón Vallejos. En Valparaíso y Concepción, también fracasó el movimiento revolucionario.

En el norte, Pedro León Gallo, con un ejército de más de mil hombres, venció a las fuerzas del gobierno en la batalla de Los Loros (marzo de 1859), y avanzó sobre La Serena, a la que ocupó militarmente.



Esta noticia reanimó el espíritu revolucionario y a los pocos días algunos de los cabecillas, como Nicolás Terapegui, partieron al sur, donde reunieron a una gran cantidad de mapuches.
Con los que marcharon a Chillán. En esa ciudad, el intendente, coronel José Manuel Pinto, organizó la defensa y los derrotó.

En abril, Gallo volvió al ataque en el combate de Cerro Grande (cerca de La Serena), pero fue vencido por las fuerzas militares del general Juan Vidaurre, finalizando así la revolución.

Casi de inmediato, se produjo una crisis económica, que significó un gran problema para los dos últimos años del gobierno de Montt. Entre las principales causas estuvieron la guerra civil, la revolución y el cierre de los dos mejores mercados del trigo chileno, Australia y California, lo que causó un descenso rápido e inesperado de las exportaciones de este producto.

La crisis se manifestó en las numerosas quiebras de empresas, en el empobrecimiento de muchas familias y en la paralización de obras públicas y particulares.

Por otra parte, producto del conflicto revolucionario, Antonio Varas renunció a la candidatura a la presidencia que el gobierno le había ofrecido.

El único candidato fue José Joaquín Pérez, quien triunfó en las elecciones de 1861

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